Enfermedades prevenibles: causan 8 de cada 10 muertes
19/09/11
La ONU difundió datos de Argentina. Los problemas cardiovasculares van primeros. Le siguen el cáncer, trastornos respiratorios y diabetes.
Las campañas no alcanzan y la gente no cambia los hábitos.
Por Victoria De Masi
COLABORO: FERNANDO SORIANO
PROBLEMA SANITARIO. ESTAS ENFERMEDADES GENERAN ALTO IMPACTO EN EL SISTEMA DE
SALUD.
Cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos respiratorios y diabetes: cuatro enfermedades crónicas por las que
mueren 36 millones de personas por año en el mundo. Argentina no está exenta. Según el Mapa de las Enfermedades No Transmisibles que difundió el jueves la Organización Mundial de la Salud
(OMS) –el organismo para la salud de las Naciones Unidas (ONU)–, el 80% de los fallecimientos en nuestro país se produce por alguna de esas enfermedades: es decir, 8 de cada 10 habitantes
mueren por problemas de salud que pueden prevenirse. De esto se hablará hoy y mañana en Nueva York, en el marco de la cumbre de presidentes organizada por las Naciones Unidas. Es que el
tema excede a las carteras de Salud y los jefes de Estado buscan fijar políticas públicas para hacerle frente a esta epidemia. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner y una
delegación integrada por funcionarios de Salud y ministros provinciales participará del encuentro.
El mapa de las Enfermedades No Transmisibles (ENT) incluye 193 países. En Argentina, según el estudio de la OMS, los
trastornos cardiovasculares van primeros: son responsables del 33% de las muertes. Los cánceres representan el 20%, seguidas por las enfermedades respiratorias (10%) y la diabetes (3%).
Los traumatismos (accidentes) representan el 6% de las víctimas totales y las enfermedades transmisibles, como el VIH, y otras patologías, el 14%. Los organismos sanitarios se refieren a
estas patologías como “los cuatro asesinos” y hablan de una epidemia a la que es urgente ponerle freno.
Las muertes a causa de estas cuatro enfermedades son prevenibles, pero para eso hay que disminuir los factores de riesgo.
Y los argentinos, en ese sentido, no nos cuidamos. De acuerdo al informe, la prevalencia de los factores de riesgo en la población es alta. Más de la mitad del país, el 64,2%, tiene
sobrepeso; el 68% no hace actividad física; el 36,7% de la población tiene presión arterial elevada y el 23% consume a diario tabaco, vinculado con los trastornos respiratorios. La OMS
también señala que si bien hay políticas públicas en tabaco, dieta, actividad física y cáncer, faltan acciones para combatir el consumo de alcohol y las enfermedades
cardiovasculares.
“Las campañas de prevención de adicciones a nivel nacional y porteño son insuficientes”, arranca Carlos Damin, jefe de
Toxicología del Hospital Fernández, uno de los especialistas consultados por Clarín . Damin aclara que el consumo de alcohol, tabaco o sustancias prohibidas no provoca
estas enfermedades, pero sí las agrava. Además de ser débiles en el mensaje, el especialista destaca que las campañas que hay, van por la negativa. “No consumas, no tomes. Cada vez que
van por lado de la prohibición, el resultado es pobre. Hay que promocionar los hábitos saludables: comer sano, hacer deportes, no automedicarse”, sostiene.
En cuanto a afecciones del corazón, Argentina está dentro de la media respecto de los países desarrollados: casi un 40% de
las muertes están asociadas a un problema cardiovascular. La estadística se estancó hace unos 30 años para Roberto Ingaramo, ex vicepresidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión
Arterial. “La gente vive más, pero se sigue muriendo de lo mismo –resume–. No terminan de adoptar un estilo de vida saludable y tampoco se controlan. Los que hacen actividad física
siempre son muy pocos, el cigarrillo se sigue vendiendo como antes y los jóvenes fuman mucho. Están más informados y supuestamente atienden los buenos consejos. Pero aún no hay resultados
que reflejen ese cambio”.
“Aunque están encaminadas, las campañas de prevención todavía no son suficientes. La puesta en vigencia de la Ley
Antitabaco no restringe el acceso al tabaco pero sí protege al fumador pasivo, y eso es un buen paso. Por otro lado, es destacable que los estados atiendan a las enfermedades crónicas y
prevenibles. Se dieron cuenta de que presentan costos humanos y económicos importantes. Reunirse para conocer la magnitud del problemas es dar respuesta a la población”, señala Javier
Osatnik, miembro del Consejo Ejecutivo del Instituto Nacional del Cáncer, organismo estatal creado hace un año. Los cánceres están segundos en el ranking de morbilidad en Argentina, según
la OMS.
La diabetes queda en el último puesto, pero no por eso es menos importante. Silvio Schraier, médico especialista en
Nutrición, docente de la UBA y miembro de la Sociedad Argentina de Diabetes, habla de “diabesidad”. Se refiere así a la enfermedad (diabetes), asociada con el factor de riesgo (obesidad).
El parentesco, asegura, es directo y por eso requiere de la misma atención que las enfermedades que van primeras en la lista. “Para disminuir las cifras de diabetes e hipertensión, hay
que generar distintas medidas para estimular a la no gordura, al no sedentarismo, al mayor consumo de frutas y verduras. Es un esfuerzo multisectorial que no puede llevar menos de una
década”, aporta el especialista.
La delegación argentina expondrá hoy en una mesa redonda los avances en su intento de poner freno a la ENT. “La cumbre
realizada en 2001 por el sida marcó un antes y un después en las políticas sanitarias del mundo respecto del VIH. Esta vuelve a ser una oportunidad única”, confía a
Clarín Marina Kosacoff, subsecretaria de Prevención y Control de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación.
La Ley Antitabaco, las campañas destinadas a reducir el consumo de grasas trans y sal y a alentar la ingesta de frutas y
verduras, la incorporación al calendario obligatorio de la vacuna contra el VPH y la reglamentación de la Ley Celíaca servirán como ejemplo de la experiencia argentina. “Hay mucho por
hacer –reconoce Kosacoff desde Nueva York–, el esfuerzo debe estar puesto en concientizar a la gente, con fuertes campañas de promoción de la vida saludable”. Eso, sumado a la inversión
de recursos, al acceso a los medicamentos una vez que la persona se enferma y al control médico periódico, además del trabajo intersectorial que obliga al sector privado, industrial, ONG
y la sociedad científica a sumarse al sector público, es la propuesta argentina para el mundo.
LINK: http://www.clarin.com/sociedad/salud/Enfermedades-prevenibles-causan-muertes_0_557344297.html#.Tncr-rKJQzI.gmail
Informe del Instituto Nacional de Tecnologia Industrial
Las barras de cereal no son tan sanas: tienen grasas trans y pocas proteínas
El INTI analizó 28 barritas de diez marcas. El 57% excede límites de bacterias y el 70% brinda menos fibras de las que debería. En
el 95%, la etiqueta no coincide con el contenido.
Por Martín De Ambrosio - Diario PERFIL
No todo lo que reluce es salud en el mundo de las barritas de cereal argentinas. Un análisis sorpresivo realizado por expertos del
Instituto Nacional de Tecnología Industrial, y al que PERFIL tuvo acceso exclusivo, demostró serias falencias en buena parte de los 28 productos analizados de 10 distintas marcas.
Casi la mitad mostraron tener grasas trans que aumentan el colesterol, y un porcentaje similar no cumple con los debidos
requisitos microbiológicos, es decir, poseen bacterias que pueden causar enfermedades.
Además, salvo en un caso, no coincidió lo declarado en la etiqueta con lo que realmente tienen, incluso con la habitual tolerancia
de más/menos el 20% (por tratarse de un producto sujeto a variabilidades en su composición). Por si fuera poco, tienen entre el 30 y el 70% menos de proteínas que las que deberían.
El análisis fue sorpresivo porque no se les pidió el producto a las empresas, sino que fue comprado en distintos
supermercados.
El estudio es eminentemente informativo y busca que los consumidores no crean que las barras son tan saludables como se publicita,
que sepan que no necesariamente ayudan a adelgazar y que de ningún modo pueden suplantar a las comidas; y que incluso en algunos casos pueden provocar enfermedades estomacales por las presencia
de bacterias.
Según recalcan los responsables, el informe no persigue afán sancionatorio, ya que no es su competencia primaria, aunque sí está
pensado como una forma de colaborar con los organismos de control. De todos modos, se encarga de advertir: “Las personas con patologías relacionadas con el consumo de determinados alimentos, como
por ejemplo diabetes, deben consumirlas con prudencia y consultar con un nutricionista acerca de lo más conveniente para su caso”. Y resumen: “Las barritas de cereal no tienen un aporte proteico
relevante y (sólo) el 30% de ellas tiene un buen nivel de fibra alimentaria”.
Ficha. Los productos analizados fueron adquiridos entre marzo y abril en supermercados de Buenos Aires y Gran
Buenos Aires, Chubut y Córdoba. Pese al boom de consumo de los últimos diez años, que se verifica en la notable variedad de gustos a la que se puede acceder en los quioscos nacionales, la barrita
de cereal no está definida como tal dentro del código alimentario argentino. Por tal motivo, los técnicos del INTI decidieron usar normas brasileñas y de los Estados Unidos.
Según recalca el propio Programa de Desempeño de Productos del INTI, los estudios se hacen como modo de informar al público acerca
de las características “reales” de los productos (algo así como una foto), algo que las empresas descuidan en desmedro de la publicidad.
Negativos. En doce casos, las bacterias encontradas en los ensayos del INTI fueron aerobios mesófilos; en dos
casos, Bacillus ceurus y en uno, exceso de hongos y levaduras; todos microorganismos que puede producir toxinas y daños en algunos organismos humanos.
No obstante, no hubo casos de las también peligrosas Escherichia coli y Salmonella. En uno de los intercambios con las empresas
productoras de las barritas, el INTI señala que el Bacillus ceurus es un microorganismo patógeno y “teniendo en cuenta que este alimento puede ser consumido por personas de distintas edades se
convierte en un alimentos riesgoso para algunas de ellas”.
Respecto de la legibilidad de las etiquetas con información al consumidor, el informe se queja de problemas en calidad de
impresión, cuerpo tipográfico, organización y ubicación de la información. Sin embargo, rescata que la muestra de Cereal mix yoghurt frutilla es la única con valores coincidentes entre lo que
declara su envoltorio y su contenido observado en el laboratorio.
Argumentos. Antes de la publicación oficial –será mañana–las empresas productoras recibieron una copia del
estudio e hicieron sus descargos.
Un par de ellas (Grandiet y General Mills Argentina) pidieron que su nombre no fuera publicado, y la misma General Mills recurrió
a una argumentación de tipo leguleya contra las habituales realizadas por ingenieros y técnicos en alimentos; en tanto que dos (la misma Grandiet y Bagley) informaron que están en proceso de
modificar su planta de producción para evitar deficiencias higiénicas.
Por las normas del INTI, en un primer momento, se dan a conocer las marcas y productos, pero la información se codifica a los
noventa días, como sucedió con las anteriores 14 pruebas de productos (en la última, sobre salchichas, se descubrió que tienen un porcentaje alto de soja, del cual deberían informar). LINK:
http://www.perfil.com/ediciones/2011/9/edicion_610/contenidos/noticia_0059.html
El infarto, bajo la lupa
La cintura, señal precoz de riesgo cardiovascular
Si excede cierto tamaño, indica que el corazón puede peligrar
Por Fabiola Czubaj | LA
NACION
NUEVA YORK.– Valores considerados normales de colesterol “malo” o LDL y de la presión pueden ocultar el avance de la
aterosclerosis, esa acumulación de placas de grasa en las paredes arteriales que obstruye el paso de la sangre. En cambio, el tamaño de la cintura parece ser un indicador más confiable para los
médicos que intentan detectar, de manera precoz, el riesgo de infarto.
Lo afirmó el doctor Raúl Dos Santos, director del Instituto del Corazón del Hospital de la Facultad de Medicina de la Universidad
de San Pablo, Brasil, durante un taller sobre hipertensión para periodistas especializados.
Botella de agua en mano y frutas en bolsas de papel, los neoyorquinos caminan cada mañana a paso rápido por la ciudad para llegar
a sus trabajos. Así intentan ganarles –no con mucho éxito– a la obesidad, el sedentarismo y la hipertensión. Pero en la región, “la carga de las enfermedades cardíacas está aumentando y es cada
vez más preocupante la epidemia de exceso de peso y de diabetes -opinó-. El índice de masa corporal puede no ser muy alto, pero el problema es dónde se aloja la gordura. Medir la cintura del
paciente da una idea más cierta que el índice de masa corporal porque permite conocer la obesidad abdominal o visceral."
Y el tamaño del abdomen, según el experto, está condicionado no sólo por un exceso en la cantidad de comida que se consume, sino
por la pertenencia étnica.
Por esto la Federación Mundial de Diabetes, preocupada porque 8 de cada 10 diabéticos mueren de enfermedad cardiovascular, acaba
de establecer nuevas medidas abdominales óptimas para hombres y mujeres, según la etnia. Esos parámetros para la cintura tienen varios centímetros menos que los recomendados hasta ahora.
Así, por ejemplo, el límite para los caucásicos es de 94 centímetros para los hombres y 80, para las mujeres. O para los
descendientes de pueblos originarios de América del Sur y Central, 90 los varones y 80 las mujeres. Estas medidas, menos permisivas, deberían reemplazar, según este especialista, los 102
centímetros para ellos y los 88 centímetros para ellas que se venían recomendando.
"La influencia étnica es muy importante porque establece que hay una tendencia genética a la acumulación de grasa abdominal", dijo
el doctor Dos Santos, que desde 2002 estudia junto con investigadores de las universidades norteamericanas Johns Hopkins y de Tulane (EE.UU.) cómo la pertenencia a una determinada etnia influye
en la calcificación de la arteria coronaria.
Evidencia suficiente
Algo tan sencillo como medir la cintura del paciente demostró ser evidencia suficiente de que el centímetro es eficaz para
prevenir un infarto o un accidente cerebrovascular (ACV).
"Cuando la obesidad es abdominal está dando una señal de la posible presencia de un conjunto de factores de riesgo que componen el
síndrome metabólico, y éste aumenta cuatro veces la probabilidad de morir por enfermedad coronaria -puntualizó el investigador-. Llevar un estilo de vida más saludable desde chicos nos evitaría
la necesidad de usar medicamentos, pero lamentablemente esto no ocurre en América latina."
Cierta suma de indicadores, como hipertensión arterial, colesterol superior a 260 mg/dl y diabetes, aumenta seis veces el riesgo
cardiovascular. En América latina, según Dos Santos, sólo está diagnosticado el 50% de las personas hipertensas. Y apenas una de cada cuatro recibe tratamiento.
"En la Argentina, por ejemplo, el 25% de la población mayor de 18 años tiene la presión arterial elevada -indicó el experto-.
Además, el 7% padece diabetes y el 45% de los mayores de 16 años fuma."
La Organización Mundial de la Salud reconoce que la aterosclerosis es la causa principal de muerte en el todo mundo. Se estima que
para 2020, su incidencia trepará del 52 al 75% en los países considerados en desarrollo.
"Es decir que la mortalidad es diez veces mayor que en el caso del sida -explicó-. Es una enfermedad multifactorial en la que
influyen la dislipidemia, la diabetes, el tabaquismo, el sedentarismo, la hipertensión y la obesidad: cuanto mayor es su asociación, mayor es la probabilidad de muerte por infarto o
ACV.".
18/09/11 - 04:57